Teresa de Jesús

"Los desgarros de la vida, los remendaba Teresa,

con la aguja de la fe y el dedal de la paciencia."

Eduardo Marquina

miércoles, 22 de enero de 2014

El Paso de Lesca

Este es un desfiladero que corta transversalmente a la Sierra de Cubitas; solo es superado en extensión por el de los Paredones. Hace más de un siglo era casi desconocido, ya que para dirigirse a la costa se prefería el camino de los Paredones para llegar a la Gloria, Guanaja y Puerto Piloto.

Cuando estalló la guerra de 1868 y los camagüeyanos se alzaron en Las Clavellinas, los españoles enviaron una fuerza regular de infantería, al mando del general Lesca para que reforzara la guarnición. Desembarcan en la costa y avanzan hacia Camagüey y para evitar ser atacado por el camino más conocido decidió el General utilizar el camino menos conocido.

No sabemos como los mambises fueron alertados del cambio, pero pudieron preparar una emboscada en el desfiladero. Apenas el grueso de la columna española estuvo en el centro abrieron fuego y tras la sorpresa inicial se entabló un rudo combate que duró varias horas. Lesca pudo recuperarse y reorganizar su columna, debido a la inexperiencia de los mambises (casi todos combatían por primera vez) y se abrió paso hacia la sabana, después de una gran cantidad de bajas.

En aquel entonces existían en la zona algunas grutas y furnias y para aligerar la marcha se decidió arrojar en ellas a los muertos y probablemente a los heridos más graves. Desde entonces este camino se ha conocido con el nombre de PASO DE LESCA. 

Cuenta la leyenda que aun después de muchos años se escuchaban gritos y quejas que parecían salir de debajo de la tierra. Los campesinos evitaban pasar por el lugar, convencidos de que eran las quejas de los soldados enterrados allí tras el abandono de su jefe.

Cuando el camino fue reconstruido se rellenaron las cuevas y nadie se atrevió a bajar para comprobar si en realidad había restos humanos. Hoy la leyenda es casi desconocida y para que perviva entre muchas más me es grato reproducirla en esta página.  

 

martes, 21 de enero de 2014

Eco del Tinajón

Eco del Tinajón
Poesía tomada del libro "Arpas y Clarines" de Oscar Silva Muñoz del Canto, publicado en Camagüey en 1937.

Barro del barro de mi vientre rojo,
boca insaciable,
panza de sanchonescas ambiciones
que en el rodar de siglos
te burlas a tu antojo
de mi puro linaje y mis blasones
desprecias hoy: escucha y no te asombre
que una antigua vasija, deleznable
le hable a un hombre;
¡le hable!
¡Hoy hablan... disparates o razones,
hasta los tinajones!
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Pero, yo te serví; fiel a mi origen,
recibía caudales cristalinos
que guardaba en mi vientre soberano,
para saciar tu sed.
Yo recogí con burbujeante empeño
el AGUA DE LOS CIELOS,
que por ser de lo alto, era más pura
y te costaba menos.
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Yo sigo siendo el mismo ante la historia:
el ánfora de barro multiforme,
de factura criolla... ¡muy criolla!
sin claudicar jamás.
Tú has cambiado, ¡yo no!
Sigo en la cumbre de mi cubanidad,
con puro aliento...
¡Que gran distancia,hombre, nos separa!
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Siempre te seré fiel y a donde vaya
seguiré siendo lustre de tu escudo,
tu noble pergamino,
 guardián de tu linaje,
recuerdo de tu nombre.
Y si la negra vida o el amargo destino
quiere hacerte un ultraje,
ampárate en mí mismo: ¡toma mi barro, hombre!

domingo, 8 de diciembre de 2013

El escudo de Camagüey escrito por Eduardo Labrada

En el aniversario 196 del escudo de armas de Santa María del Puerto del Príncipe En el acto del cabildo abierto junto a la costa, los primeros colonos que juraron el documento dejando asentada a perpetuidad la villa de Santa María del Puerto del Príncipe el 2 de febrero de 1514, añadieron en el documento que se colocaban bajo la protección de la vírgen María Santísima de La Candelaria y que tomaban por arma y divisa un escudo circular, de color azul, con una paloma de plata en el centro. El escudo redondo respondía a la figura frecuente empleada en a Peninsula la heraldica, el azul simboliza la realeza, serenidad y justicia entre otras virtudes parecidas. La paloma es simbolo de la fe, el amor y la paz y el color plateado alude a los meses del invierno Como tres años despues el rey concedió escudo de armas a Santiago de Cuba, las autoridades principeñas reiteraron su pedido a través del Adelantado Diego Velazque, pero este si siquiera se molestó en contestarles. A pesar de eso, en 1518 desde Puerto Principe le comunicaron a Velazquez que continuarían utilizando el escudo que ya empleaban, pero ahora con dos palomas añadidas. Esa modificación se realizó para diferenciarlo del escudo de Sancti Spiritus que era muy semejante. A partir de allí y durante dos siglos y medio Puerto Príncipe estuvo pidiendo la oficialización de su escudo, finalmente en el Acta Capitular del 16 de marzo de 1780, aparece la reiteración de solicitud, recordándole ahora a la corte los servicios pecunarios y personales que había prestado la villa a la corona. Así como “el aumento en [que] se halla su población la brillantez, y civilidad de sus vecinos, y en su vista instruidos, bien inteligenciados los Señores concurrentes de la certeza de sus particulares....”, Se añade en el documento que las dos palomas llevan en medio un hachón ardiente, orlado todo por un toisón de oro. El hachón o hacha era una especie de vela de cera, grande y gruesa, de prisma cuadrangular y con cuatro pabilos o con mecha de esparto y alquitrán capaz de resistir el viento sin apagarse El toisón añadido hacia referencia a una piel con lana utilizado por los caballeros para proteger sus armas. Se sabe que Puerto Principe tuvo otros escudos a partir del diseño original, así como otras figuras dibujadas pero esas reseñas se han perdido. Sin duda que a partir de aquellos se llegó a la presentación del escudo actual, al cabo uno de ellos ellos fue examinado en 1700' por Don Francisco Doroteo de la Carrera, influyente cronista y especialista en armas de la corte del rey español. De la Carrera dictaminó al respecto y añadio algunos aspectos que creia necesaio para dar luste e hidaqlguía a la villa y mediante Despacho Real del 10 de marzo de 1817, estableció el diseño definitivo del Escudo de Armas de la ciudad de Puerto Príncipey que es el que aún Camagüey mantiene. Nuestro escudo tiene la configuración del escudo clásico francés de medio punto y aunque se usó y algunos heraldistas lo rechazan para representar un escudo ibérico , fue en realidad bastante comun por la parte central del norte de España. Esa influencia francesa no tiene nada de extraño si tenemos en cuenta que para la fecha se iniciaba el reinado de los Borbones en España a partir de Felipe V, duque de Anjou y nieto de Luis XVI de Francia. Esta rama ha reinado en España de 1700 a 1808, de 1814 a 1868, de 1875 a 1931 y desde 1975, con Juan Carlos I. Fue también el cronista quien le colocó los hachonbes en el pico de las palomas. No se sabe si el lebrel ya se encontraba en diseños anteriores, de todas formas es una magnifica estampa de fidelidad, defensa y vigilancia. Al escudo se le colocó una orla roja con castillos y leones rampantes alternos, como simbolo de fuerza, combatividad, hidalguia y amparo. Encima una corona condal para resaltar la categoria de la villa y se hizo descansar el escudo sobre la representación de los dos globos terráqueos, como alegoria al viejo y al nuevo mundo. Finalmente el 12 de noviembre de 1817 el rey Fernando VII firmó en Madrid la Real Célula mediante las cuales concedía a Puerto Principe sus dos seculares aspiraciones, el titulo de ciudad y el derecho a usar escudo de armas, pero los documentos no llegaron a la antigua villa sino hasta el 1ro. de febrero de 1819 lo que fue motivo de fiestas y jolgorio popular por muchos días.

martes, 22 de octubre de 2013

La barriada del Cristo

Como tengo el orgullo de haber nacido en esta barriada, quiero hacer llegar a los que me lean algunos detalles que he podido recoger del origen y del desenvolvimiento de mi barrio querido.
El día 12 de septiembre de 1795 durante una fiesta solemne el presbítero Nepomuceno Arango, que era párroco de la Iglesia Mayor (hoy Catedral)bendijo la pila bautismal en la entonces ermita del Santo Cristo del Buen Viaje, y el padre Don Antonio Aguilar y Porro, Cura Coadjutor, bendijo el pequeño cementerio anexo a dicho templo.
Años después, cuando se prohibió enterrar en las iglesias, este terreno pasó a ser el primitivo cementerio general de Puerto Prícipe.
La Plaza del Cristo, hoy llamada oficialmente Parque Pablo Gonfaus, se llenaba en días de feria de cantinas y de tableros donde se vendían empanadillas de maíz y de harina de Castilla, rosquitas de catibía, pan de gloria, dulce de yemas dobles, ponche de leche y frutas.
El historiador JuanTorres Lasquetti nos dejó una visión de la Plaza del Cristo: "Es un cuadrilongo de 70 varas de ancho y 130 de largo, hacia el centro se le formó en el año 1875, un parquecito por iniciativa del corregidor Don Manuel Agustín Betancourt, apoyándose en el entonces Comandante Geneeral Don Juan Ampudia, está rodeada de ladrillos con asientos de lo mismo en su parte interior y entre unos y otros frondosos laureles. Residentes de la barriada como Miguel Vega Pascual y Ramón Larrúa, participaban activamente en la organización de las ferias anuales que se celebraban en la plaza, preparando los bazares, juegos diversos, entre ellos la famosa cucaña y otorgando premios a los vencedores. Con regularidad visitaba la plaza el circo "La Rosa", yo recuerdo muchas de las veces que fuí con mi padre a sus funciones. Siguiendo con la descripción de la plaza no puedo olvidar las varias florerías que allí existían haciéndose competencia. Desdichadamente sus nombres escapan a mi memoria. No olvidemos al cine "Camagüey", destruido por el ciclón del 26 y reconstruido muchos años más tarde, este fue el que yo conocí y disfruté. Para terminar este pequeño recuerdo de mi barrio, orgullosamente menciono que allí nacieron dos insignes cubanos en la misma cuadra:el científico y médico Carlos J. Finlay y la poetisa Aurelia Castillo de González.

La Quinta de los Simoni

Entre las edificaciones patrimoniales más significativas del Camagüey se encuentra la Quinta Simoni, situada a orillas del río Tínima, construida en la primera parte del siglo XIX por José Ramón Simoni, padre de Amalia Simoni Argilagos, esposa del Mayor General del Ejercito Libertador Ignacio Agramonte y Loynaz. El inmueble que ocupaba alrededor de 30 hectáreas permitió levantar una vivienda amplia con huerta, jardines y un área destinada para baños en el río colindante que no estaba tan contaminado, como ahora. En su tiempo fue una de las casas de mayor elegancia y espacio en el Puerto Príncipe decimonónico, según ha investigado el doctor Roberto Méndez Martínez. Fachada neoclásica, portal con arcada de medio punto y columnas dóricas en los muros, eran características de la “Quinta”, además de decoraciones con símbolos de procedencia masónica entrelazada con relieves en los cuales aparecen el emblema triangular, astros, animales y herramientas de laboreo. Hacia el interior la vivienda contaba con muchas comodidades inusuales para la época, amplias y ventiladas habitaciones en la cual había una con una tina de mármol blanco para el aseo de la familia. Sobresalía las obras hidráulicas, novedosa para su tiempo, con una conductora que traía el agua desde el río colindante y a la vez una red de desagüe lo cual ofrecía confort e higiene al lugar. La “Quinta” fue habitada poco más de 20 años, hasta que a fines de 1868 los residentes marcharon al campo insurrecto luego del levantamiento del cuatro de noviembre de ese año, entonces personas vinculadas al poder colonial español, la saquearon e incendiaron y luego utilizada como cuartel del cuerpo de voluntarios. En pleno siglo XX el recinto fue convertido en colegio y más tarde en casas de vecindad hasta caer en un franco deterioro, que se detuvo en la década de los años ´80 y se reconstruyó y se inauguró en su actual forma en 1991. Fue en esa época en que la “Quinta” comenzó a llamarse “Casa de la Mujer Camagüeyana”, en honor a la insigne patriota Amalia Simoni, y de todas aquellas que en diferentes momentos han luchado por Cuba. Ten. Blog de WordPress.com.

sábado, 31 de agosto de 2013

A mi madre

Poesía por Manuel Hernández, camagüeyano y Miembro de "La Perseverancia". La presentó al público por primera vez el día que se inauguró el monumento a las madres en el casino campestre. Letra y música le pertenecen. Esa madre cariñosa que yo tuve que en noblezas de su alma me templó; ya no existe está en el cielo, allá en lo azul, como premio que a las madres le da Dios. Bendíceme de allá, madre querida; alma buena que en ayes se extinguió, recibe de mi lira los cantares, y de mi alma fervorosa una oración.

viernes, 15 de febrero de 2013

El parque más grande de Cuba

Entorno de mayor parque de Cuba deviene continuidad de vida


Escrito por Joel Michel Varona



14 de febrero de 2013, 12:42Camagüey, Cuba 14 feb (PL) El Casino Campestre de esta ciudad deviene entorno donde está el futuro y continuidad de la vida, afirmó hoy Yunielkis Naranjo, miembro de la dirección Nacional de la Asociación Hermanos Saíz.



El también presidente de esa organización de creadores en la provincia declaró a Prensa Latina que el sitio debe transformarse en espacio ideal para los niños, adolescentes y jóvenes y en escenario de actividades culturales y artísticas.



Manifestó la satisfacción por las labores de recuperación de las arboledas y jardines que se realizan actualmente y las acciones de sustitución de bancos y luminarias emprendidas en los últimos meses.



Expresó también la disposición de los integrantes de la asociación y los jóvenes en general a participar en la reforestación del parque, enclavado en el entorno de la Casa del Joven Creador.



La Asociación Hermanos Saíz está preparada además para concurrir con su talento, en todos los espacios artísticos que se programen en el hermoso sitio, en estrecha vinculación con la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey, añadió.



El parque más grande de Cuba construido dentro de una población y uno de los más extensos del Caribe y Latinoamérica, debe convertirse en referencia internacional en el cuidado del patrimonio forestal y la protección del medio ambiente, significó Yunielkis Naranjo.



A cargo de la Empresa de Restauración de la Oficina del Historiador de la Ciudad, se desarrollaron en ese gigantesco jardín botánico cubano, tareas de reforestación y manteamiento de la gruta, la glorieta, la fuente y las instalaciones y parques infantiles.



ale/lnp