Teresa de Jesús

"Los desgarros de la vida, los remendaba Teresa,

con la aguja de la fe y el dedal de la paciencia."

Eduardo Marquina

viernes, 10 de diciembre de 2010

EL MITO MARTIANO

Entre la realidad y el mito nos movemos, porque entre la luz y la sombra no hay línea divisoria sino una ancha zona, más amplia que la plena claridad y la plena oscuridad. Lo humano y lo divino eno están precisamente divorciados. Lo humano es una floración de lo divino ya que, por vía del milagro de la creación, apareció el hombre.So Dios lo creó con un poco de barro, también le infundió un alma inmortal, para que el hombre -su obra maestra- fuese integrado a su imagen y semejanza. Todos llevamos en nuestra esencia un hálito divino. Además, la Divinidad, en la persona del hijo, se hizo hombre verdadero sin dejar de ser Dios verdadero. ¿No hay en Cristo dos maturalezas, una humana y otra divina? El hombre,por materializado que quiera ser, siempre trascenderá más allá de la carne.

Hay un viejo pleito martiano. Por un lado se agrupan los que sólo ven en Martí a un hombre de carne y hueso, con todas sus pasiones y flaquezas, si bien con relevantes virtudes; por otro, los que ven en el Apóstol algo más que está por encima de lo puramente humano. Se ha olvidado que el héroe nació del mito, cuando los dioses de la paganía se ayuntaron con los mortales. Fueron héroes (más que hombres y menos que dioses) Aquiles, Eneas, Hércules... Por extensión, en la historia, se acepta como héroe a todo paladín -ficticio o real- que haya llevado a cabo hazañas de inmarcesibles grandezas: Amad♂s, D. Quijote, Washington, Bolívar... Y hasta el h♪0roe que se afinca con un pie en la leyenda y con el otro en la historia: el Cid Campeador. Y ¿quien le podría negar a Mart♂ esta excelsa calidad? Más como el héroe nace del mito, el mito tiende su vuelo. Todo lo que asombra mueve a un ideal, a ser una suprarrealidad.

No nos extrañe, pues la presencia de una mitolog♂a martiana; de que a Mart♂ se le ha llamado El Santo de América, El Mítico del Deber; de que se le tenga el 28 de enero por la Pascua Martiana, como por su Nochebuena la víspera; en fin, de que se le llame Apóstol de América. Releed ese poema, camino de la fama: CANTO A JOSé MARTI de la poetisa cubana María Gémez Carbonell, la meor clainada de aleluya que se le haya ofrendado al Redentor Cubano:

"Casa de Paula, bella comp un lirio;
blanca como un sueño, dulce como un trino;
Belén en La Habana; Pesebre de un nuevo Rabino...

Una lira de oro y una espada, en acero templada,
los tres Reyes Magos del Cincuenta y Tres
dejaron, como un homenaje de diosas y hadas,
Maestro, a tus pies...

... Y te diste a la Patria con el cuerpo entero,
como un nuevo Jesús Sacramentado.

... Y no cejaste, hasta que no supiste
que "Todo ya se había consumado..."

No hay irreverencia en acercar la cristura h7mana a su Creador -Martí a Jesús-; la irreverencia estaría en sentido opuesto. "Sed perfectos, como mi Padre", predicí el Ungido. Esto es, tenemos que acercantnos a esa perfección, en la medida que podamos, aunque no lleguemos a su plenitud, por el lastre de nuestra caída original. Cumplir los Mandamientos, los eternos postulados, con la Luz y la Gracia de lo Alto. Eso es todo. Cristo vino para redimir a la Humanidad, en el orden moral; Martí, para rescatar pueblos de la opresión tiránica.

Un parangón, o paralelo, no es otra cosa que un fijar afinidades en la confrontación de dos figuras; no importan las diferencias jerárquicas y las esencias que las animan . ¿No hay cientos de especímenes humanos que siguieron a Jesús, casi por las mismas huellas y rumbos? ¿No vemos a yn San Francisco de Asís despojándose de todo lo mundano, con sus doce compañeros, para su mínima" misión en la Porciúncula? ¿Queréis paráfrasis más exacta de la parábola dle grano de mostaza que se hizo árbolfrondoso? ¿No se descubre una atracción incoercible, entre lo humano y lo divino, en la Mística Doctora, o en San Juan de la Cruz? ¿No proclamó Joosé Martí -a quien todos llamamos El Apóstol- que el hombre tiene que aprender a morir cada día en la Cruz? ¿No se despiertan a menudo , en el alma humana, las hambres de Dios?

La Patria -como la Divinidad- tiene su culto a los héroes. Se habla del Altar de la Patria (que es "ara y no pedestal") y se erigen estatuas y se bordan banderas... como símbolos de un rito sagrado.

Empero, enfoquemos el pleito desde otro punto de vista. ¿Por qué exigirle al poeta lo que ya nos da el historiador o el ensayista? Al poeta no le interesa la verdad escueta del hecho histórico. Dándolapor supuesta, se afinca en ella para ir en pos de la verdad estética. El poeta medra en un reino mágico; donde la metáfora, la imagen,el símbolo,la alegoría le ofrecen sus favores. ¿Que son las musas sino deidades de la belleza? El historiador valora hechos y doctrinas conforme a laconciencia predominante en cada momento de los pasos del hombre por la haz de la tierra. El ensayista compulsa y enjuicia valores dados,o que descubre, en esos hechos y doctrinas que le presta la historia. El poeta vaticina y canta; ve más allá que el historiador o el ensayista, porque ama las infinitas sendas del Misterio, repitiendo impertérrito en su onda lírica: ¡EXCELSIOR, EXCELSIOR!